13 junio 2014

Nueva Historia TERRA TENEBRAE, Cap 1

CAPITULO 1:  La Elección



       La oscuridad que habita dentro del hombre solo es comparable  con el cielo infinito….


Dentro del vetusto edificio de ladrillos enclavado  en la colina de Silvertown  una reunión de seres del mundo superior se llevaba a cabo.
Un hombre mayor, de aspecto  adusto  saco de su vieja gabardina una vara de  roble haciendo unas señales sobre el piso, la luz   lleno el espacio.  Angeles   de hermoso aspecto llegaron hasta el   anciano diciendo:
Es demasiado Jethro,  los inocentes mueren  como moscas,  no podemos mirar hacia otro lado,  parece que los Guardianes solo somos una vieja historia.  Mira,  tenemos cientos de los nuestros recogiendo almas ,  preguntándose si   deben seguir   observando…
Sé lo que sientes Santer,  es un mundo  violento….  No   podemos intervenir,  nuestro Padre tiene un plan…

18 julio 2011

El Mundo Segun Henrry --Capitulo1-- Henrry calster



El Mundo Segun Henrry  CAPITULO 1: Henrry Calster

 La casa  situada en la avenida de los Cedros, era centenaria, sus  techos en forma de   cúpulas    la   hacían lucir  señorial  ,  sus  dueños los  Calster ,  habitaron en ella por largo tiempo, pero ahora, sus descendientes no  se interesaron en  la señorial casona  vendiéndola para ser convertida en un bar y posada.  Dentro de sus paredes, los nuevos dueños decidieron conservar  su magnífica  arquitectura, muebles, detalles y dinteles fueron respetados,  incluso la vetusta  chimenea  y sobre ella  la   pintura de Henry Calster, el primogénito de la familia muerto  en acción durante la   guerra civil ,  el joven oficial fue condecorado con la Cruz de honor, convertido en un héroe para su familia, a sus 20 años, ocupaba el sitial de honor sobre la chimenea. Ninguno de los herederos de las generaciones siguientes se atrevieron a quitar el tan respetado retrato, se contaba entre los miembros de la familia, que su hermano menor Adam trato de quitarlo para colocar un cuadro más alegre ,  menos vigilante solía decir, pero  no tardó en caer una especie de maldición sobre el joven caballero, su empresa casi  quebró, su esposa le engaño con su mejor cliente, y su hijo Marcus nació un tanto despistado,  por lo que  el retrato de Harry fue colocado de nuevo  en el sitial de honor.
  La habitación con la  chimenea se convirtió en una pequeña pero elegante sala de estar, a un lado del bar  en  la posada, muchos clientes bromeaban con el dueño porque aseguraban que  el hombre del retrato les miraba.  Lorn el dueño decía que lo  mismo ocurría con él luego de tres cervezas.  Pero en realidad, los penetrantes ojos de Harry  Calster  si parecían seguir con su mirada a todos los que se encontraban en el lugar. El rostro del joven soldado tenía rasgos muy varoniles, su mandíbula denotaba fuerza y decisión, sus grises ojos abarcaban su rostro dándole un aspecto taciturno , triste, su boca  parecía a punto de esbozar una leve sonrisa, su cabellera negra caía sobre sus pómulos, de manera informal. Muchas chicas que llegaban al bar comentaban que de no ser por lo antiguo del retrato y del uniforme, su rostro era tan contemporáneo y atractivo como el de un modelo actual.  Lástima que muriese tan joven comentaban.  Henry  escuchaba, se sentía a gusto con esos comentarios ,  hubiera querido dar las gracias,  pero  sabia de antemano que aquello  lo  convertiría en un ser  temido, él solamente deseaba  estar allí, presenciar todo  en ese lugar, escuchar, comprender un mundo nuevo , diferente,  pero que al fin y al cabo afectaba de igual manera al ser humano.

 
La envidia, el odio, el amor, la lealtad,  similar a los de su época, sin perder una sola   de sus característica. Henry  observaba con interés a una de las meseras  llamada Cristina, no era una chica de deslumbrante belleza, pero su gracia residía en una gentileza innata que la acompañaba siempre.  Su sonrisa era fresca, espontánea, su manera de tratar a los demás, con cierto respeto. Henry    fue criado en  un ambiente donde las personas educadas portaban ese estandarte de discreción y   educación formal, sin perder por ello su carácter. Contrastaba la joven con  las demás mujeres que Henry  analizaba, soeces al hablar, abiertamente sexuales muchas de ellas,  el oficial, al cual se le instruyó en el fino arte de conquistar  damas,  notaba asombrado como  hermosas jóvenes parecían  rogar por ser tomadas y utilizadas por   hombres que aprovechaban dicha situación para su propia satisfacción. Un mercado en el cual  te ofreces al mejor postor, a cambio de la posibilidad de convertirte en una mujer amada por dicho hombre.  La subasta era  hostil,  ellas   utilizan las formas más   disparatadas para eliminar la competencia de las demás, al parecer   los únicos  beneficiados por tan ingratas estrategias eran los machos.  Henry  se molestó un  poco , su suerte era esa,  vivir en la época equivocada.

Cristina  terminó tarde esa noche, se esmeraba en limpiar la zona de estar del bar,  Henry  la admiraba en silencio. Lorn  le dijo que era hora de irse, a lo que la chica respondió que solo duraría unos momentos más, que  partiera  tranquilo.  El dueño asi lo hizo, el cansancio ganó a la preocupación.  Cuando Cristina salió del bar, unos   clientes  rezagados  y ebrios  empezaron a molestarle.  Henry    intuía en aquellos hombres  el deseo de lastimar a la joven.  Su desesperación llegó al máximo cuando escucho a Cristina gritar.  No supo cómo lo logro, pero su  cuerpo astral salía del retrato dirigiéndose donde la joven era atacada, no sabia qué hacer, pero al plantarse frente al lugar donde los hombres trataban de violentar  la mesera, Henry  sintió que su ira se convertía en un haz de luz con una fuerza  increíble.  Los hombres miraron la luz que despedía un cuerpo difuso a los tres pasos de ellos, Cristina gritó, la visión del fantasma amedrentó a los hombres, ella seguía absorta en aquella figura , cuando Harry se acercó para  cerciorarse de que ella se encontraba bien, la joven  dio un pequeño gritó mientras exclamaba

Eres tu, el hombre del retrato!  Eres  un fantasma! 

 Levantándose  se alejó dando tumbos  mientras caminaba  por  la acera.  Henry  volvió a su cuadro.  Un temor  lo invadía.  La asusto, las cosas no  marchaban  bien, suspiro con desgano,  tal vez ella  creería que se trataba de un sueño… Decidió que seria mejor albergar esa esperanza. En tanto Cristina llegaba a su apartamento, asustada aún, atolondrada por los recientes  acontecimientos, no  lograba pensar con claridad,  tratando de organizar las imágenes   de lo que había ocurrido, decidió dormir,  eso aclararía su  cabeza.
Pero no fue  de esa manera, por lo que  lo archivo como un hecho inexplicable, una casualidad que le salvó la vida, quizás la presencia de su ángel guardián.   De aquella noche, solo sacaría la lección de permitir que   Lorn  la llevara a su casa si  era tarde, o mejor aún, no esperar que  fuese tan tarde.
 En los días  siguientes rehuía  mirar el retrato de Henry , algo en él la hacia sentir incómoda, como si sus ojos   la vigilaran  constantemente,    el  oficial por su  parte  ,  analizaba su actuar, no se arrepentía, los hombres la hubieran lastimado.  Permitiría  que ella lo  olvidase , el tiempo seria su aliado, de antemano  su sabiduría adquirida durante años  le aseguraba que la memoria selectiva formaba parte  intrínseca del ser humano.  En tanto Henry  se entretenía  molestando a los clientes del lugar.  Lorn  era  una de sus  principales  víctima, sus cosas cambiaban de lugar, las puertas  no lo dejaban entrar o salir,  un aliento frío soplaba en su nuca.  Cuando lo comentaba a su clientela, estos reían  divertidos, en tanto el dueño solo pensaba: ya verán, cuando a ustedes les ocurra me reiré en sus caras.


El oficial lo dejo  en paz cuando  enfocó su atención en alguien en particular, esta vez se trataba de una joven mulata, con los ojos más tristes que jamás hubiera conocido, ni siquiera en los días de aquella cruenta guerra civil , Henry  encontró una mirada  llena de angustia y dolor, y él  reconocía  esa sensación como un perro sabueso entrenado. Lo sintió en carne propia,   pudo observar cómo la  muerte tomaba su botín en los campos de  batalla,  la guerra no discriminaba amigos o enemigos para recoger su tétrica cosecha. Para  lograr sobrevivir Henry  jugó con la angustia, no la dejaría ganar, al terminar el día recurría a sus más secretos anhelos para mantenerla bajo control, el   recordar a su pequeña hermana Sara jugar con las muñecas;  su padre en la hacienda cabalgando con él al atardecer,  platicando sobre las cosas  más  cotidianas :  calcular  cuando  parirían las cerdas o las vacas, que machos apartar, a quién se invitaría a la cena de Acción de Gracias, cuántos regalos de navidad se repartirían, si tomarían en cuenta al nuevo mozo y su familia a pesar de tener solo unos días de trabajo con ellos… dejar que ese color del atardecer atravesara su ropa y llegara hasta su alma, encontrar a su madre bordando en el corredor  en compañía de   la nana que ayudo en la crianza de los primeros Calster… Solo  de esa manera lograba mitigar   el olor de la sangre  de   sus   compañeros .
  La vida tomaba otro significado cuando no era algo  seguro, cuando  ninguna cosa se daba por sentado.  Notó como soldados tan fuertes y diestros como ningún otro eran los primeros en caer, mientras que algunos considerados más débiles y inexpertos sobrevivían sin dificultad.   Todo se   reducía a una rueda de la fortuna,  donde la vida solía poner sus  trampas y vericuetos.  La angustia  se apoderaba del sitio, de los hombres, de los días,   ella aniquilaba primero, luego venía todo lo demás.    No  entendía como en ocasiones   ese sentimiento que te quitaba el deseo de vivir podía ser encontrado en alguien  tan joven. Dominique era el nombre de la chica.  Pequeña de estatura, cuerpo proporcionado, cabello en rizos negros y hermosos,  enmarcando  un rostro angelical, boca pequeña, nariz un poco chata, pero no demasiado, boca   carnosa, labios que invitaban a besar. Pero  sus ojos eran los que  hechizaban a Henry , un deseo de ayudar a aquella pequeña lo  dominaba.  Logro escuchar  que sus amigas la consolaban ante la partida y engaño de su pareja.   Como  al irse le quitó la esperanza  , su alegría.
  Henry  hubiera deseado tener un cuerpo físico para abrazar a Dominique y explicarle lo que él con tanto dolor  había logrado aprender:  la vida  era un juego  en el que no  debes ser el ganador o el  perdedor, seguir jugando, esa es tu misión,  demostrarte a ti mismo el valor  de  continuar. Esa constante,  esa  entrega, sin medias tintas, disfrutando a lo máximo   es la premisa.
  No le  agradaba mucho  el mundo actual donde la gente solo deseaba obtener lo que más le complacía, y cuando no era  de esa manera , se caían a pedazos, en trozos muy pequeños, difíciles  de unir de nuevo. Cada vez era más frecuente dicha actitud,  hechos   insignificantes terminaban por convertirse  en ranuras visibles , dejando escapar la esencia   más  preciada del alma, la lealtad, fortaleza,  afectos, todo perdido…
Dominique se convirtió para él en un reto, por lo que escudriño cada una de sus palabras, hasta averiguar  el lugar donde vivía.  El apartamento  de la joven resultó ser como él lo suponía, llegó hasta allí recordando  la ciudad como era cuando él era un joven oficial y debía recorrerla a caballo . El lugar lucía    pequeño pero ordenado, prolijo.  La espero  pacientemente,  oyó la llave abrir la puerta, ella entró , lanzó el bolso al diván , abrió el refrigerador, sin tomar nada, lo cerró con desgano.  Corrió el bolso, y tirándose , miraba al techo, Henry  penetro en su pensamiento, la escucho recriminarse ferozmente por no haber sido lo suficiente para su amado.  Si  le hubiera dedicado más tiempo,  tal vez cambiar un poco su aspecto, más atrevida.. en realidad su color de piel  no era el adecuado, sus amigas comentaban que la nueva mujer era alta  y rubia, maldijo su suerte, era pequeña y mulata, en eso radicó su error.  Henry  se espantó, la veía destruirse, herirse sin piedad a ella misma, Dominique sollozó, las lágrimas afloraron por horas. El joven fantasma esperó a que durmiese profundamente, y en  sus sueños   inició el  cortejo  a la joven, quizás si ella aprendiera a ser verdaderamente   deseada como la preciosa mujer que era,  buscaría un verdadero caballero en su vida. La llevo a un lugar y tiempo donde él era dueño, donde las mujeres tenían un valor asignado,  prendas preciosas  y   codiciadas, premios obtenidos a través del esfuerzo y el amor… Dominique     conoció en sus sueños  la vieja ciudad con sus  magníficas casas, calzadas,  vestidos hermosos donde   el cuerpo femenino   oculto  parecía  acrecentar  su atractivo  dejando que   la imaginación lo hiciera más apetecible aún,  modales donde un beso robado significaba el punto más álgido de aquel romance.   El cambio en Dominique  fue sutil al principio, solo Henry parecía notarlo, su mirada ya no guardaba aquel matiz de desencanto,  llegaba al club , permanecía unos cuantos minutos observando el retrato de Harry, pensando en lo injusto que fue el no vivir en la época de aquel varonil oficial.  El oficial   se preparo para la segunda parte de su estrategia.  Fue difícil encontrarlo. Pero lo logró  , Daniel era su nombre, un chico llevado a la posada por sus amigos , el joven tímido y amable, solo aceptaba esto como una broma, Henry  lo observaba  con cierta  lástima, como  si fuera un títere en manos de locos chicos cada uno halando los hilos a su antojo. Siguio a Daniel a su mundo,  influenció en él, llevando consigo los recuerdos de Dominique.  De esta manera  desarrollo su estrategia,  llevando consigo  al chico  cuando ella soñaba.  Meses después   los jóvenes se conocieron por casualidad en un  bosquecillo de sicomoros, el lugar  favorito de Henry .  Ambos contaban a sus amigos  aquel extraño  flechazo… que se conocieron  mediante sueños.  Los amigos lo tomaban  con cierta burla,  Cristina solo escuchaba, sin  decir  nada, la camarera miraba de reojo a Henry , si ellos supieran  acerca del fantasma… recogió las copas,    esbozo una sonrisa, todo aquello era una simple coincidencia, al menos  pensaba de ese modo, hasta el accidente de Lorn.


En la vieja mansión de los Calster,  un amigo de la familia convenció a un descendiente a contrabandear durante la Ley seca,  por lo que en  el sótano, una falsa pared dividía la casa Calster de un pasadizo que salía a la carretera, allí se preparaba y guardaba el licor, dos veces por semana un auto esperaba cerca  de un viejo muro donde un túnel daba al pasadizo.  Luego de  la ley, el túnel fue cerrado por orden de la esposa del Calster contrabandista,  muchos años después, durante la instalación de una caldera para calefacción los trabajadores encontraron allí el túnel, mentes  maliciosas dejaron ver la posibilidad de que aquellos túneles fueran mazmorras o celdas donde los Calster pudieran tener a sus enemigos y esclavos encerrados, o torturados.  Nadie podía limpiar la historia sin dejar en entredicho la del contrabandista,  la familia dejo que el rumor se extendiera, e incluso el de una gran cantidad de oro  enterrado  en el lugar, Lorn  soñaba con encontrar el pasadizo, si al menos no encontraba el  tesoro la fama de la posada se extendería, muchos vendrían a tratar de encontrar lo mismo que él,  terror o fortuna.  Durante días estudio el  plano de la mansión,  cerca de la caldera no encontró la falsa pared, pero luego se dio cuenta hurgando en los registros históricos que en 1968 la casa sufrió una remodelación en el sotano, la caldera fue colocada en la pared norte, contrario de donde estaba, por lo que Lorn  empezó a explorar la pared  suroeste , su sorpresa fue mayúscula, cuando  tras unos cuantos metros de  masilla, el túnel se abría ante él.  No confiaría en nadie, por lo que no conto ni a su familia ni amigos del hallazgo… hasta que fuese  prudente pensó…


Lorn espero impaciente el cierre del lugar,  casi a la una de la mañana se decidió a entrar al  túnel, el oficial miraba preocupado,  los postes de madera que sostenían el túnel eran bastante viejos, sabia que el Calster contrabandista  utilizó la madera de un viejo granero  para no despertar sospechas, Henry  intentó disuadir al dueño del bar atemorizándole un poco, pero esto solo sirvió de acicate al hostelero.  Su ambición le perdió.  No  pudo avanzar siquiera  cien metros cuando   una de las vigas  de madera cedió tras sus pasos, el  golpe fue inmediato,  tierra y madera cayeron sobre su cabeza dejándole inconsciente.  Henry  le observó respirar con dificultad, en su sien derecha manaba un hilo de sangre, si  no volteaba su rostro para alejarle de  el polvo y las rocas  moriría asfixiado. El oficial  se debatía entre wspantar  de nuevo a Cristina, su amor platónico, o salvar al hombre. No se detuvo a pensarlo.  Llego hasta el departamento de la joven, esta dormía tan plácidamente que la miro por minutos, hasta que recordó su misión.  Cómo la despertaría? Haciendo acopio de sus energías, tomo el cobertor que la cubría, halándolo hacia el suelo. El hermoso cuerpo de Cristina,  cubierto con una camisola y un bóxer, hizo que el fantasma lanzara un suspiro,  ella despertó.  Cuando miró a Henry  al pie de su cama un grito inundó el apartamento.  El trato de calmarla.  Pero ella estaba  en pánico.  El   la miro a los ojos y le dijo: tu amigo Lorn morirá si no me escuchas.
Ella  calló.  Mientras Henry  le explicaba por qué se encontraba en su habitación, ella parecía no entender.
Henry  le contó paso a paso la historia.  Ella le preguntó si él  mentiría, si le haría daño
Esto molesto a Henry , quien de mala manera contestó
Si mal no recuerdo te salve de  esos hombres, ellos  si  te hubieran lastimado.
Ella pareció comprender. Pidió disculpas al fantasma, le dijo que  esperara un momento mientras se vestia.  Henry  la admiraba en silencio,  ella lo notó, mientras refunfuñando  decía:
Donde están tus modales, no debes mirarme
A lo que Henry  respondió, :
 Estoy muerto, no ciego.
 La chica  termino de colocarse sus jeans y una camiseta, tomando las llaves del auto,  salieron del departamento.
 En el auto, la joven recomendó a Harry que pronto pasarían por una caseta de vigilancia, que sería mejor que se agachara, él lo hizo, colocando su cabeza en el regazo de Cristina
Por cuanto tempo debo hacerlo, preguntó:
Yo te avisaré dijo ella,  no quiero que te vean con ese uniforme, puedes llamar la atención
No termino de decirlo cuando Harry reía a más no poder. :
Crees que alguien más me vera?  Solo tú puedes verme,  debe haber una conexión de tipo espiritual .  Algo parecido, al menos eso creo.
Espiritual, no te estás haciendo ideas locas eh?
Claro que no, pero me has visto en el retrato, es como si me conocieras de hace tiempo… para ti soy  un recuerdo
Creo entender, dijo ella.
Cuando llegaron a la posada , Cristina se dio cuenta de que sin las llaves del lugar era imposible entrar.  No pediría ayuda hasta estar segura de lo que pasaba, qué diría en su llamada al 911:
Tengo una emergencia, un fantasma amigo me dijo que mi jefe está  a punto de morir dentro de un túnel que no existe…
Explicó a Henry  el problema,  Este recordó  que Lorn colocó las llaves cerca del calentador, trataría de traerlas.


 Atravezó la puerta del lugar, mientras escuchaba la exclamación de sorpresa de la joven.
Al llegar al lugar encontró las llaves rápidamente, antes de salir, revisó el estado de Lorn, este apenas recuperaba la conciencia, los ojos de Lorn se encontraron con los  del fantasma, el dueño del bar lo miró y suplicándole le dijo
Sálvame por favor, no soporto la presión en mi pecho…
Henry  lo miró con decisión
Saldrás de aquí, lo prometo.
Mientras desaparecía escuchaba la voz de Lorn gritándole que no lo dejara solo.
Henry  trató de pasar con las llaves en mano, pero las llaves quedaron atoradas  del otro lado de la pared.
Maldita sea! Pensó, un fantasma sin un solo don.  Mala suerte en vida, mala suerte en muerte se susurró a si mismo.  Piensa , piensa, se decía
Salió de la posada, miró a Cristina diciéndole debes confiar en mi. Lanza esta piedra contra el cristal, la llave esta junto a la puerta, no la puedo hacer pasar,  la colocaré frente a ti, date prisa, Lorn puede morir en cualquier momento.
Cristina buscó una piedra, pero no encontró cerca, no había ni un adoquín suelto, qué lanzaría.
De pronto recordó   la bola de boliche que  encontró en su maletero cuando compro el auto de segunda, nunca la bajo, allí estaría.  Estaba en lo cierto. 
Ahora una chuza, una chuza en la puerta, se repetía   . El golpe fue rotundo, los cristales se quebraron, la alarma sonó.  Ella se acercó. Henry  le dio las llaves . Ella corrió  hacia el sótano, noto la puerta falsa,  abrió con dificultad, camino unos treinta pasos  notando  la tierra y rocas, un zapato de Lorn sobresalía en aquella oscuridad.  Tomando el celular de su chaqueta llamo a emergencias.  Mientras que con las manos trataba de sacar  los escombros que aplastaban al hombre.  Henry  en tanto  llegaba hasta Lorn diciéndole que pronto todo pasaría,  este le preguntó al fantasma cómo era el  otro lado a o que Henry  contestó que no sabía, que quedó confinado a ese plano,  nunca logro ver la luz, ni la oscuridad, solo despertó dentro de aquel retrato, mirando. Lorn le miró con tristeza
Pobre chico, le dijo, y yo creo que tengo problemas!  ambos rieron. 
 La ayuda llegó pronto,  los paramédicos  llegaron  hasta  él  y suministrándole  líquidos y oxígeno, Henry  no se movió, pues Lorn le hizo prometer que  estaría con él hasta que le sacaran.
Al pasar en camilla frente al retrato de la chimenea, Lorn pidió que lo detuvieran un momento e hizo el saludo milita frente al retrato de  Henry.
Esa noche Cristina, Lorn, y Henry  se reían de todo aquello. Al llegar la familia del dueño, Cristina se marchaba, llevándose a Henry  con ella.  Antes de que salieran por el pasillo, Lorn gritaba a Cristina qué cómo logro entrar, ésta a su vez le gritaba que en unos días se daría cuenta, el hombre bufó.
Cuando Lorn volvió al bar, miraba el retrato de Henry  con cierto afecto.  La puerta la repuso cobrando diez dólares por conocer la celda misteriosa  según dicen, utilizada para torturar a los enemigos de los Calster   pregonaba .Al cerrar el bar, Cristina, Lorn y Henry  comentaban los sucesos del día.  Los amigos   se convirtieron en cómplices del secreto de la taberna:  el fantasma  del joven oficial Calster.  

Escrito por: L Guilln.